Nos besábamos en la en oscuridad
Me mimaba mi yugular
Y así, perdurábamos en el tiempo
Hasta que me dijo, que quería ver el sol
No se lo ofrecí, y alzé mi cuello
No sé, quién deseaba más...
Lo bello que es feo, y lo feo que es bello
Me susurró mientras se alimentaba, yo así la mantenía
Hasta que le dije, conviérteme con un beso tuyo...
Ella me besó y dijo, ¿y me dejarás ver el sol?... Yo hice silencio...
Era nuestro secreto... Yo te doy de beber, tú no ves el sol, no naciste para verlo, y no quiero ayudarte en ello, y tú no me dejas ver por tus ojos.
Tantas veces me besas con tanta sutileza... ¿Cuántas veces te dije cómo lucía el sol?...
Soy de ti, y todo lo que me cuentas con tu sabiduría eterna...
Yo envejecía y cumplí trescientos años, era mi cumpleaños, siempre sabíamos nuestros años, yo tenía treinta eternamente, y ella veintisiete, mas quinientos siglos más que yo.
Me habló de Drácula, de Sammael y de Belcebú... Mas quientos años menos, todo bello lo feo, lo veía, y ella susurrábame que feo lo bello terminaría por ver, cuando cumpliese, cuatrocientos treinta... Y lloraba siempre, mas no sabía por qué tanto deseaba el sol, ¿acaso nunca lo había visto?. Siempre me advirtió que ella era hija de vampiros...
Llegó el destino, nos besamos, y permanecimos temblando juntos, para ver el amanecer, yo lo hacía por primera vez por ella, y quizá por mí, no deseaba más devastación. Los humanos ya habitaban otras galaxias, y manteníamos su especie en equilibrio numeroso de supervivencia, era, nuestra comida.
En Orión, dos rayos de luz nos dieron muerte, y abrazados, suspiramos nuestra muerte... Nadie debía recordarnos. Así son las leyes de nuestra oscuridad, dos rayos de luz, trenzaron nuestros ojos, la eternidad, tiene un precio demasiado alto para vivir, y no he de ser yo, quién lo explique...
Anoté en un papel mientras esperábamos, como ella dijo, su nombre y el mío vivieron una vez, y simplemente se atrevieron a descansar.
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