155_ imaginaciones

Estaba esperando ese día, sabía que a ella siempre le gustaba entrar en mi casa, y siempre era bien recibida. Quizá muy lejos de pensar lo que el lector pueda desvariar. Era algo climoso, suculento, satisfactorio, enloquecedor, extasiante, y siempre, le daba fuerte, despacio, mil posturas, todo, deseos los que quisieramos, yo le daba todo y ella me daba todo, de la primera vez, fue perfecionándose la práctica hasta consumarse en algo habitual, y no por ello fascinante e inaudito, tengo recuerdos maravillos, y siempre es ella, Zedesa. ¿Cuándo vienes? Bienvenida sea su visita, entre...