Lloró y lloró y lloró y siguió llorando tanto lloraba y más y llenó un océano inundó toda la tierra y siguió llorando y llorando en el universo hasta que un día paró de llorar, y decidió cambiar las cosas que le hacían llorar, no hay arte en el ser feliz, hay magia... Porque se puso en mente positiva y vio lo que podía hacerle feliz dentro de la realidad, quizá no hay nadie perfecto, pero ser feliz es un regalo a compartir, sale solo, nada más, y todo lo ves con otros ojos, más cariñosos, hasta contigo mismo.
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