Me pregunté en lo profundo si era realmente yo una buena persona, y destaqué para mí misma sorpresa, por suerte supongo, que no era un Santo, pero sí buena persona. Como una pausa acordada con uno mismo. Y fui feliz. Todo finalizó para mi y fui feliz, en paz conmigo mismo. Feliz, no culpable, de tener suerte de ser un privilegiado con hogar. No hay más preguntas, todo finalizó, para mi. En Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario