Otra vez pensando en ti, otra vez en un cielo irreal del te quiero y tú paseas con otros, pero no puedo cambiar lo que siento, con la voz afligida, pienso en ti, siempre, llevo esperando cinco horas en la ventana, pronto serán las las siete menos cuatro:
No sé de qué escribir, sino es de ti, ocupas todos mis pensamientos, los oscuros, los resplandecientes, y mi libido está desbordada de ti, eres la mujer que siempre deseé, pena que solo pueda verte, apenas, desde mi ventana, pasas a las siete menos cuatro minutos de la mañana, siempre a esa hora miro abajo y estás, eres deseo, locura y todo mi desenfreno, pero me tiembla la voz si he de pronunciar tu nombre, me ruborizo, ¿a mi edad?, pero es que tú, la bella entre todas las mujeres, no eres una cualquiera, yo soy cazador anciano de deseos, y nunca sentí algo semejante, yo mismo me sorprendo de todos los deseos que despiertas en mí, eres cura y salvación, eres oscuridad y perdición, si algún día me dejas entrar en tu vida, corro el grave peligro, sería tu esclavo, no razonaría, tus palabras serían hechos, y yo desaparecería, por eso solo te observo y me informo de ti, pero eres la llave que abre todos mis deseos, los que puedo imaginar y los que no, eres una estrella paseando por este mundo, eres unos labios de palabras como corcheas, si hablas cantas para mí, si me miras, quedo paralizado, ya no sé si de miedo o no, me torno estatua y no sé reaccionar, deseo todo contigo, la cama, la compañía, el acariciarte, y ofrecerte toda mi vida, todo de ti me parece bien y bello, pierdo toda mi objetividad, y un beso tuyo desataría mil tormentas de latidos de mi corazón de por vida, eres lo que nunca tuve, y mi primer deseo, el único, mi vida gira en torno a las siete menos cuatro, soy esclavo de ti, y siempre vas acompañada de otro, y mis lamentos me atormentan mas no puedo hacer nada, tú mandas, tú dices, tú eliges, tanto es mi deseo hacia ti, tanta mi sumisión que el respeto por todo lo que haces, si hoy con éste y mañana con otro… yo siempre espero, eres el único ángel que pasea por esta tierra, me aflijo, me empequeñezco ante ti, eres tanto que he quedado prendido de ti, como de un canto de una sirena del mar, y mi barco encalla, no prestas atención, no me buscas, y tanto te amo que te respeto, pero todo el vacío que acaparaba mi interior, todo lo llenas, aunque te vea acompañada de otros, ésto no es amor, es una sumisa obsesión, estoy perdido desde que te conocí, nada sabes de mis sentimientos, pero sé que no soy de tu tipo, y soy incapaz de buscar a otra, en todas te veo a ti, ésta es mi carcel del quererte, no soy nada, y nada soy, amándote de ésta manera, pero… ¿qué puedo hacer mi Julieta?
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