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lunes, 5 de mayo de 2025

593_ lo más bello que pude escribir, ¿acaso no?, ¡claro que no!. Invención de un Primer Paso, algo traumático pero describiendo un principio de romper con el rebaño. Siempre me gusta dar muerte a lo querido, no lo comprendas, es personal, no soy Pío Baroja. Muere el personaje querido, para no escribir más de él, ese es el respeto mostrado, no lo comprendas, es personal y absurdo.

Tenía miedo de lo que me gustaba: alejarme


Me veían incomprensible


Encontré un solo sentido, el mío, como todos


Y me marché


Busqué tu corazón en una multitud que se mordía las uñas por el dinero, el poder, y que hacía oídos sordos hacia la esclavitud. Fui al psiquiatra, cobraba como todos, le dije lo que quería oír, y marché hacia la playa, destrocé el sol, y la gente se asustó, me percaté de que lo extraño, o les molestaba, o no lo entendían, y me decliné por lo segundo. Observé el rebaño sentado, desde una charca de sangre de mentira, había mezclado agua, carmín y bermellón. La gente miraba, yo los miraba, todos reaccionaban del mismo modo, acudió la policía y no entendían nada, yo solo les dije nada más se acercaron, “es un parque público, me gusta pintar, mirad, olerla, es pintura sobre la hierba esmeralda, ¿hay algún delito en ello?”. Siempre por qué, todos por qué, me insistieron hasta que le di algo razonable para sus mentes, “estoy recreando una escena de teatro”, otra vez, pero cómo… me pidieron el pasaporte, me cuestionaron, no entendían, les parecía extraño, les dije entonces, “deténganme si quieren, pónganme un abogado, y vayamos a juicio”, y añadí, “sé que es muy extraño, pero no pueden detenerme por algo que no es delito, y me están acosando y cansado a preguntas, solo porque ustedes no entienden, y tienen las ideas demasiado cerradas”. Hablaba muy despacio y tranquilo, y con voz templada, repitiendo y repitiendo hasta que ya no escuchaban, terminaron por dejarme en paz, después de tres horas, pero se fueron. Miré a todo ser que deambulaba por delante de mi mirada, me levanté y con un cubo de agua y varios trapos, limpié la zona, puse luego los tubos de colores al lado de mis pies, más tres pinceles de brocha gorda. La gente se extrañó. Durante dos años hice y recreé por los parques, más distancias en escenas hacia el rebaño, lo denomino así porque todos hacen lo mismo, en un sinfín de comportamientos, más o menos pensados. También iba escribiendo al llegar a la soledad cálida de mi hogar todas las reacciones, y pronto acostumbróse el rebaño a mis extravagancias y a dejarme en paz, tenerme miedo, no hablar conmigo, siempre haciendo escenas de sangre de colores, así hasta que logré mi primer propósito, y me dejaron en paz y solo, creían saber mucho de mí, y solo daban llegado al razonamiento “está loco y pasar de largo”, pero durante esos dos años, medido escrupulosamente el tiempo de las escenas, cuyas previamente trabajaba en la plácida soledad de mi hogar, con ese único propósito, distanciarme y poder observar todas sus reacciones, con consecuencia de saber más de ellos, que ellos de mí. Mi conclusión es que el rebaño solo entiende de dinero, sin extender más la idea. Todo el mundo gira a su alrededor, y la poca gente que se me acercó era muy mansa y venía con malas intenciones, con mirarles a los ojos, sabía ya sus reacciones, y echaba a cantar versos de Shakespeare, o cualquier autor, filósofo, dramaturgo, etc. Lo importante era que fuesen fragmentos como la sangre, Macbeth, o mismo de Herman Hesse, del personaje Harry, o de Jean Paul Sartre, o cualquier distupía que hubiese pasado por mis manos, que manejaban siempre meticulosamente, los fragmentos que deseaba memorizar para mi cometido: acostumbrarlos a las rarezas de mis escenas, hasta… “Ah! sí! es el loco, siempre hace lo mismo”. También tuve que sortear a las ambulancias y al gremio de los psicólogos e incluso psiquiatras, para ellos, en la placentera soledad de mi hogar, escribí en cuatro partes, una guía para deshacerme de ellos, fue una tarea difícil, pero conseguí una paga y medicamentos que no tomaba, pero finalmente, mostrándoles, transmitiéndoles, y llegando a hacerles  pensar una escasa y vaga imagen de: “la verdad, es raro, pero no hace mal a nadie con esas escenas y recitando todos esos fragmentos cuando se le acerca alguien”. Me trataron por algún tipo de autista, y tuve que improvisar mi actuación y leer mucho acerca de esa enfermedad, pero logré deshacerme de los psicólogos y psiquiatras, otra meta más, estaba totalmente fuera. A los tres años de abandonar a mis padres y familia, incluso viajando y viviendo de continente a continente, todos me conocían, nadie se acercaba, para ellos era un loco. Después de observar y observar al rebaño, cogí muchas pastillas y decidí suicidarme, el dinero, el rebaño, era tan sumamente normal y parco, no me aportaba ningún sentimiento, y las mujeres eran un cebo para entrar en el mundo, aunque no era misógeno y solo pensaba lo que pensé el primer día de uso de la razón, el dinero y la destrucción de nuestra raza, rezaban gritos por buscar ideas comunes y normales, hasta que a 2025, todos hablaban, no se ponían de acuerdo, y a consecuencia andaban en un rebaño social lleno de incoherencias e hipocresías, en silencio, fácilmente asustables en escenas pegadizas y muy trabajadas por mi parte, para prontamente ser asimiladas como: locura y pasar de largo, eran escenas cuidadosas y minuciosamente premidetadas, estudiadas, de mentira, y siempre creando distancia: mi cometido y sin siquiera importarme el argumento fue lograda. Una vez conseguida mi soledad y distanciamiento, decidí mi suicidio, la meta final. Tenía muchas pastillas y muchas ganas ya del ansiado momento, y metía unas y otras, jugando con los colores, bebiendo agua, y habiendo vivido en un mundo egoísta y torpe socialmente, pretencioso, como mucho algunos caritativos, que se movían por injusticias sin lograr cambiar nada, gané mi tiempo fuera del mundo. Desde el uso de mi razón no sentí rechazo alguno hacia el pobre rebaño, solo lo ví tan débil, dependiente de la opinión social, que no quise vivir en él, observado lo suficiente, decidí marchar, solo eso. En mi solitario y cercano hogar, tomé las pastillas suficientes, y esperé con mi corazón lleno de alegría; ya, por fin, marchaba de éste rebaño también en presencia. Era sin duda, superficial en lo social, y tan parecido en lo individual a mí… solo quieren lo suyo. Pero en una gran y marcada diferencia, la de que yo no sentía necesidad de su aceptación, y así apartado del mundo,  logré mi segunda meta: crear el esperado y anhelado momento. Una vez conseguido, alegremente tomé pastillas y pastillas, noté un fuerte mareo, y sentí plena felicidad. ¿Qué tipo de loco querría vivir aquí?, preguntas sin importancia, yo solo decidí apartarme de un rebaño que no me satisfacía ni compartía, y ya ni me divertía observar más, incluso con o sin argumentos propios y míos, no importaba nada, nada tenía valor, y nada me entretenía, sentí pleno y dulce el narcisismo amoral, y encontrarte, no era mi cometido, me acercaría más al absurdo tan común... Noté el golpe de mi cabeza contra el suelo, y al poco, un sonido de un frasco de pastillas rodando, hasta que. FIN.


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