La primera es sentir un miedo en un nivel tan alto, que las manos tiemblan literalmente. La segunda es entrar en un bucle de destrucción, y día a día ser incapaz de hacer nada, hasta llegar ese sufrimiento inconevible, sensación conciente y muy elevada de notar el ir destruyéndose, e incapaz de hacer nada para no tomar más veneno.
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