Escrito lo anterior, creo que aprendí a apreciar más los momentos de calma y paz. Van a ser las tres de la madrugada, no tengo sueño, pero estoy tranquilo y siento paz. Tuve una infancia feliz, y hasta los 19, viví escandalosa, precipitada, una inaudita vida, siempre tambaleándose en el peligro y jugando con ello. Disfruté mucho. Aunque fue una tortura para mí familia. Pero ya hace mucho que hice las paces con mi familia y con el pasado. A los 19 enfermedad mental, nada raro, esperable tal y cómo vivía. Después prefiero no contar. Ahora con 43 y 44 en éste año, creo que a todos nos toca algo, y si no, la vejez se encarga, y si no, es porque tocó antes, o fuimos al agujero por otras cosas. Me veo mayor, pero joven para los dolores, lo del medicamento, la verdad, hablando ahora a los 43 y a tratamiento desde los 19, más que asimilado y no me afecta, todo lo contrario, ¡me pone bien! jajaja. Lo de los dolores, creo que lo terminaré por asimilar, ¡con, y si tengo tiempo! jeje. Nada, ahora quiero desconectar un poco con este sosiego y calma, sólo escribir, que de un modo u otro, ¡¡a todos nos toca o tocará algo!!, y si aún no, ¡si nos da tiempo!. Jajaja.
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