En la profundidad de la selva, todo anhelaba deseo y desenfreno
Los labios se notaban por toda espalda, permitiéndonos tocarnos
En las aureolas boreales, donde el cielo suele sucumbir a la luna
Algo llama a la puerta, mientras los suculentos platos, confunden la cocina
En donde amanecen los amaneceres, beso el cielo una vez más
El frío congela la noche, y busco algo más en la noche
Si encontrara la misma esencia mil veces, siempre me rendiría.
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