Llega la noche y rompo la puerta, no aguantaba más, fue un zarpazo, se destrozó, saqué los colmillos y gemí, después me lancé a la noche, iba vestido de negro y cuando quería enseñaba mis colmillos, éste día era especial para mi, porque todos se disfrazaban y yo podía salir así, había un hombre cerca del puente, estaba mirando demasiado a esa chica, cada uno se disfrazaba de lo que quería, era libre, sería libre, la miré dos segundos, no hubiera mirado para ella más, pero ese hombre no tenía buenas intenciones, y era la noche, de repente me vi como un se dice un vampiro suele decir, tierno a la vez es cuando nuestra naturaleza nos gusta más, cuando la noche cobra más significado, y ahora a esta mujer y ese disfraz, y ese hombre debe tener cuidado, la voy siguiendo por la calle, él se abalanza sobre ella, en dos segundos le cojo el cuello y asomo los colmillos, tiene los ojos totalmente desorbitados, le digo no la toque, que puede ser buen día para él, y no verás el mañana y no quieras saber que nadie nunca más te diga esto, y te enseñe ésto, saqué colmillos, relucientes y resplandecientes, y mis ojos brillaron en la noche como dos estrellas, cuidando de una doncella, hoy la noche era mía, la protegería toda la noche.
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