Es un duende, que se esconde tras la noche, y no me deja dormir, maldigo la noche, y apareces de nuevo, hay tantas formas de verte, otra vez el destino, que me aflige el corazón cada vez que te veo por la ventana, a tus cosas, pasando de largo, mirando de frente, creyendo en ti, siempre te veo pasar a las siete y cuarto. Duerme el diario en mí cama, y una copa de champán que nunca abrí, y deseé que el mundo sucumbiese a las tinieblas, si es que nunca podrías tenerme, y así viviría muerto en vida, con dos colmillos, para disfrazar mi corazón, y decir, que aun a éste cuarteto de cuerda, no te tengo, y te anhelo tanto, que enloquecí, sí, creo que fue por eso, es mejor pensar así. Oh! Sí llora mi corazón, ¿y si no es verdad?, ¿he de inventar unos nuevos colmillos?, para que no me veas por noches, y pueda soñar, que estás conmigo, porque así es como logro dormir, todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario